Serendipia en el mundo de la farmacia
A veces, tenemos un problema, le damos mil vueltas y no nos damos cuenta de que la solución está ahí delante. Como cuando estás buscando desesperadamente un cupón precinto que se ha perdido y resulta que lo tienes pegado en la manga. Otras veces, sin embargo, parece que es la solución la que se acerca a nosotros y nos soluciona un conflicto aunque no la hubiéramos llamado.
Esto se llama serendipia, que es una palabra que les gusta mucho a las blogueras, y significa “descubrimiento accidental o fortuito”.
A veces ese descubrimiento parte de cero y a veces es un nuevo uso que se le da a algo ya descubierto. Los habitantes del maravilloso mundo de la farmacia somos conocidos, entre otras cosas, por lo que nos gusta investigar y descubrir cosas nuevas.
Por ejemplo, la única persona que tiene justificado haber conseguido antibiótico sin receta es Alexander Fleming. El científico estaba cultivando estafilococos (ahora se llevan los canónigos, pero en aquella época era lo más) y se dio cuenta de que un hongo hacía encoger las colonias. Vamos, que evitaba que el estafilo bicho se propagase.
Años más tarde, otro hongo que protagonizó un descubrimiento accidental fue el del Cornezuelo del centeno. Albert Hofmann, que estaba estudiando sustancias obtenidas de ese hongo, tocó ácido lisérgico (LSD, para los amigos) con la punta de los dedos. Como os podéis imaginar ese día tuvo que salir antes del laboratorio. Por eso siempre hay que ponerse guantes.
La única persona que tiene justificado haber conseguido antibiótico sin receta es Alexander Fleming.
Siguiendo el hilo de medicamentos que han sido descubiertos por casualidad y han dado alegría a más de uno, no podemos pasar por alto el sildenafilo (también conocido como Viagra). En principio, la pastillita azul iba a ser utilizada para la angina de pecho y para la hipertensión. Sin embargo, en la fase de ensayo se descubrió un nuevo y sorprendente efecto secundario. ¿Sabéis cuál, no? Exacto. Lo irónico es que fue creada para salvar vidas y acabó salvando matrimonios.
Y hablando de hipotensores, a más de uno le sonará el minoxidil. Es uno de los pocos principios activos por vía tópica que ha resultado eficaz contra la alopecia androgénica. El minoxidil es un vasodilatador que era utilizado inicialmente en algunos casos de hipertensión. Hasta que se descubrió uno de sus efectos secundarios: hipertricosis. Vamos, que ese efecto inesperado les vino, literalmente, al pelo. Sin darse cuenta habían descubierto el primer (y muy esperado) crecepelo.
Estos son sólo unos ejemplos de golpes de suerte o serendipia en el mundo de la farmacia. La historia general está plagada de ellos. Aún así, si me permitís un consejo:
Hasta que la solución no venga a nosotros, debemos seguir intentando llegar nosotros a ella.
Artículo escrito por Guillermo Martín Melgar vía Instagram