Pacientes con problemas de sudoración. ¿Cómo ayudarlos?

 

Sudoración: ¿Cómo ayudar desde la farmacia?

Es frecuente la preocupación, por parte del paciente que llega a la Oficina de Farmacia, de sufrir un exceso de sudoración. En esta situación, el farmacéutico ha de reconocer la causa del problema y hacerle conocer al paciente algunas medidas y cuidados que debe practicar para ponerle freno o reducir en mayor o menor medida el exceso de sudor y sus efectos desagradables, como el olor corporal.

La sudoración es un proceso completamente natural, se trata de una respuesta fisiológica muy importante que tiene una serie de funciones, entre las que destacan tres: termorreguladora, excretora de sustancias (ácido láctico, urea) y antiséptica (tiene un pH relativamente ácido, además de inmunoglobulinas).

Principales tipos de sudoración atendiendo a su origen:

  1. Térmica: ocurre cuando la temperatura exterior es superior a 37 grados. Empieza a notarse en cuello, partes ventrales y dorsales del tronco.
  2. Psíquica: responde a estímulos nerviosos. Aparece en la frente, palma de las manos, planta de los pies y axilas.
  1. Producida durante el esfuerzo muscular: depende de una combinación de elementos térmicos y nerviosos. En el momento de afluir, tanto el sudor ecrino (las glándulas ecrinas lo vierten al exterior, epidermis) como el apocrino (las glándulas apocrinas lo vierten al interior de un folículo piloso) son inodoros y estériles.

El olor se produce después por acción de las bacterias sobre el sudor apocrino. Sin embargo, el sudor ecrino es una solución acuosa muy diluida y no tiene importancia práctica en el desarrollo del olor corporal.

Una vez conocida la causa del problema, el farmacéutico, además de asesorarle sobre tomar medidas complementarias al tratamiento como la ducha diaria, la hidratación y una alimentación adecuada, plantea al paciente el producto más adecuado en función de sus características y necesidades.

Productos higiénicos, ¿sí o no?

Es importante diferenciar, dentro de estos productos higiénicos, los dos grandes tipos, así como conocer su mecanismo y finalidad.

  •  Preparados antitranspirantes:

provocan una ligera inflamación de los canales sudoríparos, lo que origina una disminución de la luz del canal. Además, provocan la coagulación de proteínas y la retracción del canal de manera directa (astringencia). Estos mecanismos reducen la sudoración. Algunos de los componentes activos de estos antitranspirantes son: clorhidrato de aluminio, cloruro de aluminio, sulfato de aluminio y sales de Zn.

  •  Preparados desodorantes:

presentan una acción antimicrobiana y neutralizadora de malos olores, las sustancias activas que poseen absorben las bacterias productoras de olor o retrasan su producción. Los componentes activos de los desodorantes se dividen en sustancias antimicrobianas como alcohol etílico, triclorocarbanilida, bromoclorofeno y triclosán, y agentes secuestrantes como el ricinoleato de zinc, óxido de zinc y derivados de ácido láctico o tartárico. Es fundamental encontrar un antitranspirante o desodorante que se adecúe a las necesidades del paciente y a su tipo de piel. 

El farmacéutico es el profesional ideal para llevar a cabo un asesoramiento correcto e individualizado, así como un seguimiento riguroso de todo el tratamiento.

Si te ha gustado, comparte el artículo para saber conocer más información sobre este problema que afecta a más de un ⅓ de la población. También puedes saber más sobre cómo cuidar tu piel con la exposición al sol este verano en el siguiente artículo de #BlogCofares.

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