Trastornos alimentarios: en el radar de los farmacéuticos

Alrededor de 400.000 personas sufren trastornos de comportamiento alimentario (TCA)  en España

Los trastornos alimentarios más comunes son la anorexia, la bulimia y el atracón alimentario. Enfermedades psiquiátricas que se ceban especialmente en mujeres de entre 12 y los 25 años. Se trata de dolencias severas, en las que la detección precoz es esencial para acortar el tratamiento. Y, de esta manera, evitar el desarrollo de un cuadro completo que pueda culminar con la muerte.
Ante la gravedad del problema, los farmacéuticos están capacitados para jugar un papel relevante en la prevención de estos trastornos. Gracias a su formación, a su accesibilidad y a la confianza que inspiran en los pacientes. Por este motivo están en una posición privilegiada. Especialmente para concienciar a las personas que presentan síntomas y no son conscientes de su trastorno. Además, pueden dar su apoyo a los pacientes que ya están en tratamiento y a su entorno.
Es esencial una formación rigurosa en estos temas. Así poder asesorar a los enfermos o a sus familiares. Los cuales suelen pedir información sobre las tres enfermedades más comunes: anorexia, bulimia y atracón alimentario.

Anorexia nerviosa

Se caracteriza por una pérdida deliberada de peso. Inducida o mantenida por el mismo enfermo como consecuencia a un miedo intenso a engordar. La persona afectada sufre una alteración de la percepción de su peso y su silueta corporales. Se ve desproporcionada o gorda, pese a tener un peso por debajo de lo considerado normal.

Bulimia nerviosa

En este caso, la enfermedad se caracteriza por episodios recurrentes de ingesta compulsiva de grandes cantidades alimentos a gran velocidad. Generalmente en secreto. Seguidos por actos inapropiados para compensar los efectos de esta sobreingesta. Como vómitos autoinducidos y/o otras maniobras de purga o aumento de la actividad física. Este comportamiento se repite al menos una vez por semana.

Trastorno por atracón alimentario

Es similar a la bulimia nerviosa, pero no se producen conductas compensatorias.
 
Desde la oficina de farmacia se puede colaborar en la identificación de las personas que las padecen. Teniendo en cuenta que la edad donde suele comenzar la enfermedad se ha reducido a los 13 años. No se trata de diagnosticar o tratar, sino de ofrecer información sobre el tema y de derivar a los servicios sanitarios.

Algunos de los síntomas fácilmente detectables en las oficinas de farmacia son los siguientes:

  • Pérdida de peso significativa en poco tiempo.
  • Petición frecuente de laxantes y diuréticos.
  • Compra reiterativa de suplementos de adelgazamiento sin necesitarlo.
  • Petición de información sobre dietas de adelgazamiento.

A veces, son los familiares quienes acuden a la farmacia a pedir consejo. Es entonces cuando el boticario debe desplegar su profesionalidad y vocación de servicio para apoyar a las familias.
En esta línea de prevención de los TCA, la Fundación Cofares, el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid y la Fundación Fita han lanzado una campaña de prevención y detección precoz de los trastornos de la CTA en las farmacias de la Comunidad de Madrid bajo el lema “Stop anorexia y stop bulimia”. Tras recibir formación específica, los farmacéuticos madrileños equiparán sus establecimientos con un cartel informativo y ofrecerán todo tipo de información sobre este tipo de enfermedad.

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