Indicadores de visibilidad, reputación e influencia en salud digital
Durante los últimos años términos como identidad, reputación e influencia se han visto transformados por la irrupción de Internet y las redes sociales, afectando no solo a nuestra esfera personal sino también a la profesional.
Todo lo que publicamos en estos espacios es susceptible de entrar a formar parte de nuestra identidad digital y conformar nuestra reputación, por lo que los profesionales sanitarios deberíamos empezar a preocuparnos por estos aspectos e iniciar la construcción de una identidad acorde con nuestros objetivos profesionales, lo que redundará sin duda en una mayor visibilidad y reputación profesional.
Las redes sociales se están convirtiendo en auténticos hervideros de información (también en salud) y cada vez resulta más difícil destacar entre tanto ruido. Estamos llegando a un punto en el que no basta con aportar valor a la red, sino que tenemos que aprender a comunicar, de forma que nuestros contenidos lleguen y puedan ser leídos por el resto de los nodos que conforman nuestra red.
No en vano, muchas personas buscan esa visibilidad y es lógico pensar que si el número de usuarios y conexiones en una red social aumenta, disminuirá en la misma proporción el grado de visibilidad. Y en este sentido, redes generalistas como Facebook, Twitter y más recientemente otras como Instagram, muestran un número cada vez mayor de publicaciones de tipo promocional (no olvidemos que es su modelo de negocio), lo cual entra también en competición directa con el resto de contenidos que buscan alcanzar esa visibilidad.
Influencia e influencers en salud
Si la reputación digital se refiere al reflejo que tiene en la red nuestro prestigio profesional y constituye un aspecto subjetivo relacionado con lo que los demás ven en nosotros como profesionales, la influencia sería el paso siguiente y correspondería a nuestra capacidad para generar estados de opinión en aquellos temas en los que nos consideran expertos.
Cada día son más los informes desarrollados por distintos actores del ámbito de la salud, que surgen para mostrar listados de profesionales y organizaciones sanitarias con un mayor nivel de influencia en la red, los llamados ‘Influencer’ o ‘Key Opinion Leader’ (KOL).
Informes y estudios que se suelen apoyar en distintas herramientas digitales autodenominadas como indicadores de influencia. Me estoy refiriendo a aplicaciones tan conocidas como Klout, Kred o PeerIndex, los cuales establecen índices comparativos entre los usuarios de redes sociales, a través de una serie de algoritmos que ponderan de diversos criterios de actividad digital.
Klout es quizás el más conocido y utilizado. Utiliza decenas de parámetros obtenidos de nuestras aportaciones en las redes sociales más importantes, para medir nuestro nivel de participación y el impacto que tiene aquello que publicamos entre los nodos de nuestra red, estableciendo además los campos o dominios en los que podríamos considerarnos expertos.
La máxima puntuación teórica a alcanzar en Klout es de 100 (Barack Obama ostenta la primera posición con 99 puntos) y es incluso un índice utilizado por algunas empresas como criterio para la selección de su personal. Tampoco podían faltar los directorios que aglutinan a personas y organizaciones en función de su puntuación Klout (por ejemplo uno de salud)
¿Medidores de influencia o indicadores de actividad?
Llegados a este punto cabría preguntarse si realmente deberíamos utilizar este tipo de herramientas para medir nuestra reputación e influencia digital, ya que estos términos representan aspectos subjetivos que habría que medir en el receptor de nuestros mensajes y no en nosotros mismos como fuentes emisoras.
Estos indicadores se basan en que si generas actividad en redes sociales y consigues interacciones de otros usuarios, es equivalente a que tienes una mayor capacidad para influir en tus seguidores. Es una cuestión de estadística: cuantos más seguidores y más interacciones, es más probable que un mayor número de personas confíen en lo que dices.
Y es algo que aprovechan las marcas para el desarrollo de estrategias de marketing, las cuales utilizan a personas que acumulan un gran número de seguidores y alta puntuación en este tipo de índices, para convertirles en prescriptores, en busca de un mayor alcance de sus productos.
Como profesionales y actores en el ecosistema de la salud, no deberíamos dejarnos arrastrar por este tipo de indicadores, que más allá de alimentar nuestro ego digital, lo único que indican es que mantenemos una actividad más o menos intensa en redes sociales, y que nuestros contenidos alcanzan cierta difusión. Podrían equivaler en todo caso un indicador de cómo nos desenvolvemos en estos espacios y cuáles de los contenidos que publicamos se difunden con mayor facilidad.
Además, este tipo de herramientas penalizan al usuario en el momento en que mantiene una menor actividad, de forma que éste recibe una notificación instándole a recuperar su posición klout, kred o llámese X, a la mayor brevedad posible. Lo cual podría generar en el profesional cierta dependencia, para evitar perder su puntuación o ‘influencia’.
Al final somos lo que conectamos y la mejor forma que tenemos los profesionales sanitarios a nuestro alcance para mejorar nuestra reputación e influencia, es aportar valora nuestra red mediante la destilación de contenidos de calidad que sean relevantes, de forma que nuestra propia audiencia sea la que decida si nuestra participación en redes sociales influye en la percepción que tiene de nosotros y en su toma de decisiones.
Muy interesante Jose Mª, la verdad es que como profesional sanitario que soy me encantaría poder mejorar la reputación de mi farmacia en la red y estoy de acuerdo con que nuestro valor añadido es nuestro consejo farmacéutico.
Yo estoy convencido de que ese es el camino Cristina, aportar valor a través de canales que nos permiten llegar a los ciudadanos sin límites geográficos ni temporales
Totalmente de acuerdo con José María, el valor añadido de una farmacia en la red y la manera de darse a conocer, debe ser a través de contenido de calidad y con rigor científico y realizar consejo farmacéutico.
Eso es María. Extender el consejo farmacéutico más allá de los límites físicos de una farmacia es la mejor manera que conozco para fortalecer una relación de confianza con los usuarios.
Gracias por comentar
Entonces realmente como profesionales de la salud no nos recomiendas hacerle caso a la puntuación de klout?
Klout es un buen indicador de actividad y para medir la repercusión que tienen nuestras publicaciones, así que depende de los objetivos que tengamos en el uso que hacemos de estos espacios.
Si quieres divulgar información, puede ayudarte a entender cómo se difunde y el impacto que tiene